Esta teoría nos dice que la comunicación es el elemento que une a los individuos, las familias y la sociedad. Nos permite entender que cualquier comportamiento, cualquier acto, verbal o no, individual o colectivo, tiene valor comunicativo en un proceso – siempre provocativo – comprendiendo las múltiples posibilidades de significados y sentidos que pueden vincularse al comportamiento humano. La riqueza y variedad de posibilidades de comunicación entre las personas nos invitan a ir más allá de las palabras, para comprender la búsqueda desesperada de todo ser humano por sentir que existe y que pertenece a un grupo, para ser confirmado y reconocido como sujeto y ciudadano. Por otra parte, estos actos o comportamientos provocadores nos alertan sobre los riesgos y efectos nocivos de comunicación utilizada de manera ambigua, enseñándonos así a valorar la claridad y la sinceridad en lo que deseamos comunicar. Estos actos provocativos pueden ser un verdadero instrumento de crecimiento y de cambio personal y colectivo.
Adalberto Barreto (La Terapia Comunitaria Integrativa, paso a paso)